lunes, 9 de mayo de 2011

EL RINCÓN DE LA PEQUEÑA GUERRERA




Viendo los tiempos que corren, donde los políticos actuales en vez de poner soluciones a los problemas se dedican a reinventar la historia cada uno a su manera, me parace interesante que cada uno contemos la que hemos vivido, la que nos hicieron vivir y como nos la transmitieron
Es habitual pasearse por los foros y ver como cada cual expone sus ideas, otros aprovechan el falso anonimato para insultar o simplemente molestar a quien trata de debatir un tema.

Por los foros de la Gaceta leí a un personaje, Pilar Primo: "Las mujeres nunca descubren nada; les falta, desde luego, el talento creador, reservado por Dios a los talentos varoniles; nosotras no podemos hacer nada más que interpretar, mejor o peor, lo que los hombres nos dan por hecho"
Este comentario automáticamente me hizo releer los escritos de Pilar Primo de Rivera y con ello admirar a mi abuelo paterno, él que nunca quiso hablarnos de la guerra (estuvo en la batalla del Ebro y en Valencia luchando del lado de Franco, a él no le preguntaron en que lado queria luchar, vinieron con camiones cargaron los hombres y los que intentaban escapar les pegaban un tiro).
Bueno, pues este abuelo mio nunca se metia en nada, lo único que me pedia es que jamás fuera a la falange, mi padre también me lo tenia prohibido, recuerdo que a mi me intrigaba todo aquello y a veces me escapa con 4 o 5 años y me colaba allí, habia una señora que era la jefa, me sentó y empezó a ordenarme, me puso una almohada de palillar en las rodillas y sonriendo pretendia enseñarme a palillar, yo ya sabia palillar, lo hacia todas las tardes con mi abuela, al ver que ya tenia una base, me puso una tarea, yo palillaba por placer y no apuré nada, cuando vino a revisar que había hecho, me clavó un alfiler en la mano por vaga, la llamé hija de puta y se montó un follón entre mujeres, me quería atizar pero dos señoras que allí se encontraban la pararon a tiempo, en aquella época cualquier mayor tenía derecho a darte un azote si lo consideraba oportuno,  mi madre fue a pedirle disculpas y procurar que mi padre no se enterara al venir del mar, más que nada por evitar tropiezos con esta gente, me tuvieron de rodillas para que le pidiera perdón y yo solo lloraba pensando que cuando mi abuelo se enterara se iba a disgustar por no hacerle caso y que él era el más bueno de todo el mundo, tuvo que tragar muchas cosas para conseguir que la Falange le diera la penicilina que mandaban de Alemania, su hija tenia tuberculosis y casi todo el mundo se moria en aquella época, pero nunca perdió su dignidad, tragaba su orgullo como tantos que le han tocado vivir aquellos tiempos, la Falange era una trama con tanto poder que podia decidir quien merecia vivir y quien no, todo dependia del agrado con el que te miraban y lo mejor era, si bien no ser sus mamporreros, tampoco ser sus enemigos.

Hoy pensando en quellos tiempos, me doy cuenta y valoro como mi abuelo intentaba mantenernos al margen de todo aquello entreteniendonos siempre con algo que nos mantuviera apartados del lavado de cerebro que durante muchos años se llevó a cabo en España de la mano de la Falange y darme cuenta de tantas Pilar Primo, como la jefa que me clavó el alfiler, que en cada pueblo se encargaban de hacer realidad su proyecto, crear mujeres entrenadas desde niñas a servir única y exclusivamente a una idea y al hombre, confundiendo toda lógica que una persona por la curiosidad que el saber le despierta, hasta el límite de conseguir que una gran mayoría de esas mujeres no tuvieran ni el derecho a pensar.

Anita la pequeña

5 comentarios:

  1. Es una historia triste pero muy bella, tu abuelo era un hombre sabio que tuvo que convivir con canallas, haces bien en honrar su memoria.

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  2. Gracias Nube Roja!
    no creo que mi abuelo fuera un hombre sabio, pero si un buen hombre que desde su analfabetismo supo educar a sus descendientes en la mayor de las libertades, se murió sin saber leer ni escribir como tantos de su época, pero creo que dejó un gran legado, al menos a mis ojos

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  3. A mi abuelo lo mataron por saber leer, enseyaba a los obreros bueno tambien era de CNT, pero no tenia ningun delito de sangre. Ni de ningun otro, cuando entraron los nacionales se fue del pueblo como tantos, temiendo lo peor, es decir lo que se contaba. Pero tenia once hijos, once bocas que alimentar. Lanzaron un edicto los nacionales, a todo aquel que no tuviera delitos de sangre que se entregara, nada le pasaria. Tenian que hacerlo colgandose un escapulario de la virgen del pueblo en el cuello, para reconocerles, asi lo hizo mi abuelo. Lo encarcelaron y lo fusilaron a las dos semanas. El escapulario se lo devolvieron a mi abuela.

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  4. Pero que mierdas nos cuenta esta tipeja ?

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